El tren está a punto de partir. Tengo que bajarme.
Sólo he venido a despedirte. Tú tienes tu billete. Yo ni siquiera sé a dónde quiero ir.
Escucho el silbido del tren anunciando la salida. Es tarde.
Me dirijo a la puerta y me agarras del brazo. Me suplicas que no me baje. Que me vaya contigo. Pero sé que este tren no es el mío.
No viajaremos en el mismo vagón. Al menos hoy.
Yo me quedo. Tú ve tranquilo a tu destino. Esperaré tu postal.