Dicen que hacen falta veintiún días para crear un hábito o una adicción.
A mí me sobraron veinte.
Me bastó un día para quererte.
Un solo día para engancharme a ti para siempre.
Veintiún días sería ya toda la eternidad.
Me bastó un día para habituarme a tu belleza.
Tan solo un día para acomodarte en mi cabeza.
Veintiún días sería una vida entera.
Un solo día bastó para derribar fronteras.
Tan solo un día para perderme en tu piel.
Veintiún días para recorrer tu cuerpo entero.
Me bastó un día para reconocer tu olor entre un millón.
Un solo día para verme reflejada en tus ojos.
Veintiún días para ganarte mi corazón.
Y me sobraron veinte.
Y a mi me tardó veintiún segundos leerte.
Van abrazotes, amigaza
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Igual hasta te sobró algún segundo… jajaja.
Gracias, Beto. Un abrazo
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Precioso Rosa. Recuerdo haber leído una frase que dice: «no olvidemos que el hombre nunca mira al cielo porque siempre lo tiene a la vista». Yo creo que a lo bueno nos acostumbramos en un día y en menos tiempo. Pero hay bellezas que vemos a diario y que no podemos olvidar jamás. Un abrazo.
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Cierto, Carlos.
Buen finde
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