El semi-abandono de mi blog estos últimos tiempos tenía su razón de peso. No era un tema de falta de inspiración (que también, por supuesto, porque era incapaz de escribir), sino un momento complicado donde la única prioridad de mi vida era el bienestar de mi pareja, afectado de la famosa enfermedad innombrable, tan extendida en el siglo XXI. Puto cáncer. Finalmente, no logró vencer la batalla. No lo logramos. Luchas contra un gigante con uñas y dientes, esperando que algo se interponga, se obre un milagro, y el bicho se marche reculando agitando la bandera blanca. Pero no. A veces se gana y a veces se pierde. Y a nosotros nos tocó perder.
He procurado mantener mi positivismo hasta el final, pero llegó un momento en el que ser positivo ya no servía de nada. Cuando ya sabes cuál es el final aunque no sepas cuándo, la esperanza te abandona por completo. ¿Y cómo se vive esperando la muerte? No se vive. Se sobrevive. A duras penas.
Me siento como si formase parte del «Club de los 27», esa lista de famosos muertos a la temprana edad de 27 años. En mi caso fueron 27 años de amor. 27 años juntos. Que se dice pronto. Y eligió un día 27 para dejar de sufrir. Es curioso, pero he pensado en ello. Yo y mis casualidades numéricas a las que intento buscar siempre una explicación.
Todavía no puedo hablar ni escribir sin romperme, pero lo necesito. Mis dedos tiemblan sobre el tejado, el corazón palpita mucho más rápido de lo necesario y deseable, pero al mismo tiempo siento que voy soltando algo de ese dolor encerrado tanto tiempo. Es como una pequeña purga. La limpieza ha comenzado con el agua que lleva brotando de mis ojos dos días seguidos, pero sé que será un río y un mar completo que difícilmente se podría secar.
Me han llamado viuda y ni siquiera lo soy. No hay una palabra que pueda describirme en estos momentos. No soy su viuda porque nunca nos casamos. Simplemente nos amamos durante 27 años sin reglas, sin papeles. Y por el hecho de no hacerlo por escrito no soy nadie ahora que él ya no está.
Me han llamado valiente y tampoco lo soy. Cuidar a alguien a quien quieres hasta el último momento no es un acto de valentía. Es un acto de amor. Y es lo lógico. No tiene nada de excepcional. No soy ninguna heroína. Cualquier persona en mi lugar habría hecho lo mismo. Hay un dicho que dice que nadie sabe lo fuerte que es hasta que serlo es la única opción. Y es verdad.
Todavía no acabo de creérmelo. Estoy en un estado permanente de shock. Sé que lo peor viene ahora. Que voy a pasar una etapa durísima en la que aún no quiero pensar. Sólo pienso en que no hay mal que por bien no venga. Y es que, como ya he dicho por aquí más de una vez, soy muy afortunada de tener una familia y unos amigos maravillosos. Y estos días me lo han demostrado una vez más. No puedo estar más agradecida. He estado arropada en todo momento y sé que lo seguiré estando. Tengo permanentemente a mi alrededor la lona de seguridad.
Ahora toca mirar hacia delante e intentar volver a ser positiva. Aquí tengo mi rinconcito de desahogo y supongo que poder escribir me servirá un poco de terapia. Espero poder seguir haciéndolo. O quizá no. No prometo nada. Volveré al blog según tenga fuerzas. Pero intentaré seguir por aquí.
Y desde aquí aprovecho una vez más para dar las gracias a todos los que estuvieron, están y estarán.
Lo siento mucho cielo. Ya sabes que para lo que necesites solo tienes que silbar . Un abrazo enorme
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, amiga. Cuando esté un poco recuperada, espero darte el abrazo en persona.
Me gustaMe gusta
El vacío que te provoca una muerte nunca se llena, pero la vida sigue, con sus virtudes y defectos pero sigue. Lo vivido nunca se va a olvidar pero recordar con amor ayuda a seguir caminando.
Fuerza para ese nuevo camino.
Fuerte abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias.
Aunque a veces las fuerzas flaqueen, siempre hay infinidad de buenas razones para seguir viviendo.
Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Decir lo siento mucho, no vale. Lo sé, pero sólo quiero animarte con las palabras de aquel gran poeta que fue Tagore. Él decía…
«Si lloras por haber perdido el sol, tus lágrimas te impedirán ver las estrellas»
El Amor es infinito, amiga. Y todo lo que haces por amor no se pierde. Te mando mi abrazo y cariño. Y espero seguir leyéndote. Paz y Amor, para ti y tus seres queridos.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Mil gracias, Julie. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Son momentos en los que decir un «lo siento» no sirve de mucho. Sigue escribiendo, que como bien dices, es terapéutico, ayuda a cicatrizar y somos muchos los que estaremos encantados de leerte/escucharte. Aquí estaré siempre para leerte, apoyarte y, si necesitas hablar y desahogarte, sabes dónde estoy. Te mando todo el ánimo del mundo, toda la fuerza, todo mi cariño y el mayor de los abrazos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchísimas gracias, Fer. Intentaré seguir escribiendo. Un abrazo
Me gustaLe gusta a 1 persona
Te mando un abrazo muy fuerte lleno de cariño y un beso grande querida amiga, Estoy cerca de ti con todo mi corazón. ❤️
Me gustaLe gusta a 1 persona
Mil gracias, Ely. Siempre te siento muy cerquita. Un abrazo fuerte.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Querida, se por experiencia que estás pasando por un momento desgarrador. Es distinto a la ausencia de los padres, estos van delante, pero una vez que ellos mueren, tu pareja, compañero, esposo, se coloca en el primer lugar, es tu igual y va formando parte de tí misma, por eso cuando se marcha, sientes que eres tú que te vas fragmentando y percibes un vacío, una incapacidad, como una disminución especial de ti misma. Es verdad que la fe y la esperanza nos hace comprender que esa parte, que sentimos tan nuestra, ya ha dejado de sufrir y nos consuela el saber que nos precede y allí nos espera, pero no deja de ser una experiencia profunda que nos va poco a poco acercando a la vivencia de desear el encuentro definitivo en este misterio del después, porque el amor vence a la muerte. Te deseo lo mejor en esta nueva etapa de tu vida.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias por tus palabras, Marycarmen. Un abrazo
Me gustaMe gusta
Mucha fuerza. Nada de lo que se pueda decir va a aliviar tu dolor y tu pérdida. Los seres a los que amamos nunca llegan a irse del todo, siempre queda un poquito de ellos con nosotros y es lo que nos anima a seguir luchando. Un fuerte abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias, Silvia. Otro abrazo para ti.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Un fuerte abrazo Rosa.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Mil gracias, Carlos
Me gustaMe gusta
Pingback: Balance – La llave de las palabras