Barcos

Barcos óleo

(Obra: Sin título. Óleo. Autora: Elsa Reyes)

Cada noche, antes de acostarse, observaba embelesado el cuadro de los barcos que tenía colgado al lado de la cama. Lo había pintado la tía Susi y se lo había regalado a él poco después de que su padre falleciese en aquel sonado naufragio. Le daba vergüenza confesarlo y se dejaría matar antes de admitirlo, pero le hablaba a aquel cuadro como si su padre estuviese en uno de los barcos. Le contaba sus penas y sus alegrías y hasta le pedía consejos.

Una madrugada se despertó sobresaltado. El cuadro se había descolgado hacia el lado derecho, no había agua sobre el lienzo, ni estaban los barcos, pero su almohada estaba empapada y sobre ella había dos barcos de papel. Salió disparado de la habitación y corrió por el pasillo en busca de su madre y de la tía Susi, que se había ido a vivir con ellos, para contarles lo que había pasado.

Las dos salieron de sus respectivas habitaciones, alarmadas ante los gritos del muchacho. Estaba tan nervioso y excitado que apenas lograron entenderle nada. Se dedicaron a seguirle hasta su cuarto, mientras intentaban calmarlo diciéndole que aquella locura que les estaba contando no había sido más que un sueño.

Cuando entraron al cuarto, el cuadro seguía colgado en su sitio, con el precioso azul de siempre. En la almohada se percibía un pequeño cerco húmedo de lágrimas brotadas sobre ella. Pero todo estaba en orden. No se lo podía creer. Su madre y su tía insistían en que había sido un sueño, que volviese a la cama, que por la mañana ya no se acordaría.

Tras unos minutos interminables e inciertos, cada una volvió a su habitación y él se quedó solo, todavía agitado e incrédulo. Sacó la funda de la almohada y la lanzó contra la puerta. Decidió que quizá ellas tuviesen razón e intentó volver a dormir. Al cubrirse con el edredón, algo saltó por los aires y cayó sobre su mejilla. Un barco de papel en el que podía leerse «siempre contigo».

(Texto para El Universo Mágico de Ame Reyes, inspirado en la obra de la imagen)