Voy tarde. Lo sé. Por no variar. Siempre dejo todo para el final. Cuando ya hace casi un mes que los escaparates están inundados de estampas navideñas y luces parpadeantes, yo aún no he empezado. Suelo poner el árbol en este puente de diciembre. Una pequeña tradición familiar.
Los últimos años ya me daba pereza, pero este ya es algo más que eso. A pesar de las pocas ganas, ayer fui al trastero a buscar el árbol y los adornos de navidad. Esta mañana, sacando fuerzas, he ido a ponerlo y he comprobado, con cierto desconsuelo, que nuestro árbol es demasiado grande para la nueva casa. Un estorbo. No por alto -que podría ser el doble- sino por ancho. Supongo que es un árbol demasiado grueso (no puedo llamarlo obeso).
Buscando una solución, casualmente se cruzó en mi camino el árbol ideal, alto y estrecho. Perfecto para el lugar asignado. Pensé que quizá incluso me vendría bien sustituir el viejo árbol que, últimamente, a pesar de no ser natural, no hace más que perder agujas de sus ramas. Craso error. Mi gozo en un pozo cuando se lo dije a mi hija, que se negó rotundamente a decorar otro árbol que no fuese el «nuestro». El de siempre. El de toda la (su) vida.
Así que ahora nuestro viejo árbol está a medio montar. Mitad sobre su pie y mitad aún en la caja. Los adornos en otra caja. Y yo sin ganas de nada. No me apetece poner el árbol. Ni las luces. Ni siquiera me apetece que sea navidad. Así que este año la tardanza me temo que se va a alargar más de lo habitual y con suerte, pondré algo unos días antes de nochebuena. O no.
No te agobies demasiado Rosa. Si te apetece lo pones y si no te apetece no lo pongas, no pasa nada. No te sientas culpable por ello. Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Poner el árbol y los adornos navideños no puede ser una obligación. Hazlo si te apetece, si tienes dudas, habrá otras Navidades.
Me permito contarte una anécdota: el año que se separó un hermano mío, puso el árbol de Navidad. Luego le dio pereza quitarlo, estaba falto de ánimos así que decidió dejarlo. No veas el contraste de ver el árbol de Navidad en pleno mes de agosto. Pues al final, le encantó y fue una curiosa anécdota que recordamos con frecuencia. Ese árbol bien adornado le duró ¡¡14 meses!!.
Un abrazo.
Me gustaMe gusta