Para reír o para llorar

Dibujo médico

Esta mañana ha ocurrido algo que me ha desconcertado un poco. Ha servido para echarme unas risas y para preocuparme al mismo tiempo. Cualquier pequeño detalle sirve para ponerme a darle vueltas al coco. A muchos les parecerá una tontería, a otros una locura. Pero, seguro, a muchos también les dará qué pensar. A pesar de mi tono jocoso, puede ser algo serio. Os cuento:

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Karma, buenos pensamientos, bla, bla, bla…

Pie escayolado

(Imagen tomada de Pixabay)

Hace tres días caminaba yo por el enorme pasillo de mi casa pensando que uno de los mayores placeres que me había dado el irme a vivir a un piso era poder andar descalza. En invierno con calcetines, claro, pero es igual que ir descalza. Un lujo, pensaba yo…

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Decidme…

Hoja con gotas

Hace ya un tiempo que las musas no hacen acto de presencia y sus visitas a mi mente son cada vez más infrecuentes. La inspiración para escribir historias, ya sean de amor, de humor, de terror, o lo que se tercie, brilla por su ausencia. En lugar de ello, mis últimas entradas son una especie de queja continua. Son, también las más personales. Y no sé si debo seguir por ahí. Por eso hoy vengo a pediros un favor. Quiero que me deis vuestra opinión. Sincera. Sin recelos ni pudor.

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Cogidos de la mano

De la mano

(Imagen de @frutografa)

Últimamente la misma imagen se repite una y otra vez ante mis ojos. En realidad, no es la misma imagen; son todas distintas, pero la base es la misma: gente paseando cogida de la mano.

Hace ya semanas que me vengo fijando en ello. Y, casualmente, hace unos días una amiga fotógrafa publicaba una imagen de una pareja de personas mayores que caminaban por la calle cogidos de la mano.

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Un día de mierda (literal)

Caca de perro

He aquí lo que puede ser un día de mierda (aunque no es como empieza sino como acaba…):

Me levanto a las 6:30 de la mañana para desayunar con mi hija antes de que se vaya a coger el autobús para ir a clase. Luego no nos vemos en todo el día. La mañana me va a cundir, porque antes de ir a  trabajar me da tiempo a poner una lavadora y tenderla, preparar comida, lavar los tenis a mano, pasear a la perra, ducharme y volver a desayunar (o, al menos esa era mi intención).

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